¡Feliz viernes de 2+1!
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En la escuela os exámenes llenos de ayas rojas eran malas noticias. “A corregir”, decía el profesor, mientras sacaba el tapón del bolígrafo rojo. Mal, mal, mal. Y seguía rayando…
Muchas personas van así por la vida, con el bolígrafo rojo en la boca: poniendo el acento en los elementos negativos.
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En cualquier situación podemos elegir qué enfocamos. El pedagogo Chalva Amonachvili introdujo el bolígrafo verde en 1980 para destacar los elementos positivos en sus evaluaciones. Cuando dirigimos proyectos, distinguir conscientemente cuando utilizar el bolígrafo rojo y cuando utilizar el bolígrafo verde es de gran importancia.
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Pregunta
¿Qué color de bolígrafo llevas en la boca cuando hablas con la gente de tu equipo?